Nuestra aventura más peligrosa. Cruzamos Islandia de punta a punta en un viaje de más de 9 horas, en parte por pistas sin asfaltar y por “carreteras” (por llamarlas de alguna forma) con barrancos a los lados, sin gente, sin civilización, con sólo rebaños de ovejas y cabras salvajes que de repente decidían saltar a la carretera. Sin embargo, esta imagen mereció todo ese riesgo… aunque la peor parte estaba por llegar: conducir otras 9 horas de vuelta, en la oscuridad y realmente preocupados con quedarnos sin gasolina en el medio de la nada sin ninguna gasolinera a la vista… Fue un milagro, pero vivimos para seguir luchando otro día.